sábado, 15 de noviembre de 2014


Paternidad responsable, Carlos Alfaro
Era tu padre. Estaba igual, más joven incluso que antes de su muerte, y te miraba sonriente, parado al otro lado de la calle, con ese gesto que solía poner cuando eras niño y te iba a recoger a la salida del colegio cada tarde. Lógicamente, te quedaste perplejo, incapaz de entender qué sucedía, y no reparaste ni en que el disco se ponía rojo de repente ni en que derrapaba en la curva un autobús y se iba contra ti incontrolado. Fue tremendo. Ya en el suelo, inmóvil y medio atragantado de sangre, volviste de nuevo tus ojos hacia él y comprendiste. Era, siempre lo había sido, un buen padre, y te alegró ver que había venido una vez más a recogerte.

7 comentarios:

  1. Òst...ia!!! Que els ulls em deien "No, no ho has llegit bé...!"

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    1. M'encanta! És increïble com es pot arribar a dir tant en poques paraules

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  2. Malgrat ser una història trista m'ha encantat...L'anava a buscar en vida i també a l'hora de la mort. Era un bon pare!
    Petonets.

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    1. I tant, M. Roser! Molt emocionant, tenir sempre algú caminant al teu costat.

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